Han pasado exactamente 50 días desde que María tocó tierra borincana y literalmente nos dejara hechos un nudo. Testigos fieles de esto que digo lo fueron las pobrecitas bambúas, las que abundan en el pueblo de Yabucoa, el de mi padre y donde fui a parar en mi necesidad de refugio. Quién no recuerda su primera impresión durante la madrugada del 21 de septiembre. Nunca olvidaré ese paisaje desolado que parecía haber sido devorado por un gran fuego y donde solo quedaban algunos parchos verdes en el suelo, ciertamente fue horrible y doloroso.
Podría seguir hablando de todo cuanto fue destruído, de la falta de servicios básicos y el caos que nos arropó a todos por igual... podría, pero me gustaría que esta entrada al blog después de tanto tiempo, sea mensajera del otro lado, del positivo, del que cuesta ver pero que está ahí, esperando a que nos fijemos y sólo con eso, nos hagamos mejores.
La naturaleza ya se recupera, a decir verdad, mucho más de prisa de lo que imaginé. Hemos sido muchos los que hemos estrechado lazos familiares y de amistad porque en medio de la tragedia, unidos venceremos. La falta de energía eléctrica y por ende, internet, televisión, cable, etc., nos movieron la vida. Nada de mundos paralelos donde refugiarnos, bienvenidos al mundo real y crudo. Conozco amistades que aún cuando no son lectores disciplinados, no les queda de otra que leer alguna cosa en esas noches que parecen infinitas. Conversaciones, impresiones compartidas, y las plantas, las que en mi caso me mantienen ocupada y feliz.
Todo mundo puede quejarse de algo, a todos nos aqueja alguna necesidad, pero de igual manera es posible expresar gratitud por lo aprendido durante todo este proceso que aún no termina.
Me gustaría que compartieras alguna cosa positiva después de María, prometo leerte cuando la disponibilidad de internet me lo permita. ;D
Podría seguir hablando de todo cuanto fue destruído, de la falta de servicios básicos y el caos que nos arropó a todos por igual... podría, pero me gustaría que esta entrada al blog después de tanto tiempo, sea mensajera del otro lado, del positivo, del que cuesta ver pero que está ahí, esperando a que nos fijemos y sólo con eso, nos hagamos mejores.
La naturaleza ya se recupera, a decir verdad, mucho más de prisa de lo que imaginé. Hemos sido muchos los que hemos estrechado lazos familiares y de amistad porque en medio de la tragedia, unidos venceremos. La falta de energía eléctrica y por ende, internet, televisión, cable, etc., nos movieron la vida. Nada de mundos paralelos donde refugiarnos, bienvenidos al mundo real y crudo. Conozco amistades que aún cuando no son lectores disciplinados, no les queda de otra que leer alguna cosa en esas noches que parecen infinitas. Conversaciones, impresiones compartidas, y las plantas, las que en mi caso me mantienen ocupada y feliz.
Todo mundo puede quejarse de algo, a todos nos aqueja alguna necesidad, pero de igual manera es posible expresar gratitud por lo aprendido durante todo este proceso que aún no termina.
Me gustaría que compartieras alguna cosa positiva después de María, prometo leerte cuando la disponibilidad de internet me lo permita. ;D
Comentarios
Publicar un comentario